¿Cómo detectar la depresión en los ancianos?
En la edad adulta nos imaginamos que, al retirarnos y tener el cabello blanco, estaremos con nuestro gran amor disfrutando de una bonita c...
En la edad adulta nos imaginamos que, al retirarnos y tener el cabello blanco, estaremos con nuestro gran amor disfrutando de una bonita casa en la playa o en la montaña, leyendo el periódico en una mecedora y recibiendo las visitas periódicas de los hijos y nietos.Sin embargo la realidad no siempre se asemeja a esta historia idílica…
Entre los principales síntomas que delatan una depresión de este tipo encontramos los sentimientos de tristeza y de desánimo que duran mucho tiempo (quizás semanas), la pérdida de interés por cosas que se hacían antes del retiro y la falta de satisfacción o disfrute por actividades básicas.
Por otra parte el anciano también puede experimentar:
Más cansancio o fatiga que de costumbre, aunque no realice ninguna actividad pesada.
Pérdida de apetito (y como consecuencia también de peso).
Deseo de aislarse de las personas que le rodean.
Dificultades para conciliar el sueño (en la tercera edad se duerme mucho menos: 4 horas aproximadamente).
Existen otros síntomas que podemos analizar en nuestros padres o abuelos: sentimientos de inferioridad, culpa o desconfianza en sí mismos; ideas suicidas o comportamientos extraños (que nunca había tenido antes).
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Entre los principales síntomas que delatan una depresión de este tipo encontramos los sentimientos de tristeza y de desánimo que duran mucho tiempo (quizás semanas), la pérdida de interés por cosas que se hacían antes del retiro y la falta de satisfacción o disfrute por actividades básicas.
Por otra parte el anciano también puede experimentar:
Más cansancio o fatiga que de costumbre, aunque no realice ninguna actividad pesada.
Pérdida de apetito (y como consecuencia también de peso).
Deseo de aislarse de las personas que le rodean.
Dificultades para conciliar el sueño (en la tercera edad se duerme mucho menos: 4 horas aproximadamente).
Existen otros síntomas que podemos analizar en nuestros padres o abuelos: sentimientos de inferioridad, culpa o desconfianza en sí mismos; ideas suicidas o comportamientos extraños (que nunca había tenido antes).